Los andaluces hicieron valer el único tanto de un partido que se convirtió en una digna lucha táctica entre los dos mejores de la División de Honor Juvenil. El tanto de Jairo Morillas valió para que el Sevilla FC se hiciera con la primera Copa de Campeones de su historia tras haber jugado cuatro finales.
Que era una final no había que recordarlo, y menos al ver los primeros minutos de partido entre Sevilla FC y RCD Espanyol. Con un Ciudad de Lepe extraordinario una vez que la lluvia respetó el tiempo de partido, y ambiente extraordinario de animación en las gradas, los equipos hicieron honores a su condición de finalistas, y el fútbol nos ofreció una primera parte de intensidad táctica. Con dos equipos que tienen bien asentados sus conceptos técnicos y, precisamente, tácticos, las oportunidades brillaron por su ausencia, las claras. Pero los futbolistas y técnicos dieron una lección de fútbol competitivo.
La presión en el centro de campo, la unión de líneas en defensa, la ambición por tener el balón para moverlo de banda a banda, los intentos por romper la zaga contraria con balones en profundidad, mostraron que los equipos querían demostrar que son los mejores en categoría juvenil de nuestro país. El Espanyol movió bien la pelota, el Sevilla buscó las internadas por banda y la pelea de sus puntas.
Los acercamientos llegaron a balón parado. En el minuto 12 apuntamos una falta magníficamente lanzada por el Sevilla que el meta del Espanyol, Parreño, desvió para evitar el gol. De un par de saques de esquina hubo intentos en vano de probar al meta. Entrando por banda izquierda, en el 39 de partido, Rubio tuvo una opción de remate pero desvió el tiro y se fue pegado a la red pero por fuera de la portería.
Los acercamientos llegaron a balón parado. En el minuto 12 apuntamos una falta magníficamente lanzada por el Sevilla que el meta del Espanyol, Parreño, desvió para evitar el gol. De un par de saques de esquina hubo intentos en vano de probar al meta. Entrando por banda izquierda, en el 39 de partido, Rubio tuvo una opción de remate pero desvió el tiro y se fue pegado a la red pero por fuera de la portería.
Con el arranque de la segunda parte, el Sevilla apretó y en el ritmo de juego y de una internada entre los centrales de Jairo Morillas, con buena definición, Jairo Morillas rompió el marcador al hacer el primero. Era el minuto 55, y el guión del partido cambiaba para sevillistas y periquitos. A partir de ahí, el Sevilla replegaba dejar espacios, y los de Daniel Poyatos hacían circular el balón de banda a banda, con criterio, pero sin encontrar el hueco.
Aprovechando balones sin dueño, los jugadores del Sevilla encontraban opciones de remate. Lo intentó Rubio en el 65, pero de nuevo se marchó su balón desviado sobre la meta catalana. A falta de un cuarto de hora, el Espanyol encerraba al Sevilla en su campo, pero no generaba ocasiones de peligro sobre la meta de Rico. Mientras, la velocidad de los atacantes de rojo empezaba a dar la sensación de poder cerrar el encuentro en una jugada a la contra. Pero no llegaban las ocasiones de gol y el Sevilla contaba los minutos que le quedaban por defender el resultado. En el tramo final de partido el encuentro se convirtió en un correcalles donde las fuerzas de ambos faltaron para encontrar la precisión y hacer un tanto más y el Sevilla FC se hizo con su primer triunfo en la Copa de Campeones de División de Honor Juvenil.
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